¡Salud, Aldemaro!

El Mundo 

Aquilino José Mata, Lunes 20 de junio de 2005

El de ayer fue un día muy especial, no sólo por estar dedicado a los padres, que ya de por sí bastaría para resaltar su significación, sino que también sirvió para recrear, en un concierto memorable, la música que hace cincuenta años Aldemaro Romero grabó en Nueva York para el disco “Dinner in Caracas”, un álbum antológico que dividió en un antes y un después a la música venezolana, al revestirla de sonidos sinfónicos para catapultarla a la internacionalización.

En la mañana de ayer, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, pudimos escuchar varias de esas canciones en los instrumentos de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, bajo la batuta de ese notable director que es Rodolfo Sanglimbeni y del mismo Aldemaro Romero. Así pudimos escuchar y llenarnos de nostalgia con títulos emblemáticos de nuestra música, presentes en ese LP “Dinner in Caracas”, como “Brisas del Zulia”, “Andino”, “Luna de Maracaibo”, “Dama Antañona” y “Alma llanera”.

Pero el tributo fue mucho más allá, al abarcar un importante segmento dedicado a la Onda Nueva, otro aporte invalorable de Aldemaro Romero.

Así como “Dinner in Caracas” vistió de gala la música venezolana, hasta ese entonces circunscrita a formatos mucho más reducidos que el de una orquesta sinfónica, la Onda Nueva irrumpió en los años sesenta como una ráfaga que oxigenó y revolucionó nuestro panorama musical. En este segmento vimos a Los Cuñaos, al “Pavo” Frank Hernández en la batería y a Aldemaro Romero en el piano, a veces acompañados por la OSMC. Interpretaron algunas de las piezas más famosas de la Onda Nueva, títulos como “El Catire”, “Carretera”, “Tonta, gafa y boba”, “La guachafita” y “El gavilán”.

Resultó más que interesante apreciar dos de las más fructíferas etapas creativas de Aldemaro Romero: la de “Dinner en Caracas”, cuando apenas contaba con 24 años de edad, con esos arreglos de tanta vitalidad que aún hoy lucen vigentes; y la de la Onda Nueva, ya producto de su madurez como músico, con aportes foráneos, sobre todo provenientes del jazz, pero fundamentalmente teñidos de un sonido propio, original y reconocible. Los que tuvimos el privilegio de estar en este inolvidable concierto disfrutamos de esta manera de la obra de un compositor fundamental, matizada de talento y creatividad desde sus inicios hasta hoy.

Mención aparte para la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, cuyo profesionalismo y calidad artística son cada día más evidentes y así lo demostraron ayer en cada una de sus interpretaciones, que fueron saludadas por un público entusiasta con ovaciones y exclamaciones de admiración, algunas de ellas de pie. Buena parte de este resurgir de la OSMC se debe, indudablemente, a Rodolfo Saglimbeni, un músico que no tiene prejuicios a la hora de rescatar, interpretar y divulgar tanto la música académica como la popular; ya lo había demostrado con muchísima eficacia durante los años en que dirigió la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, a cuya consolidación contribuyó decisivamente.

El concierto de ayer fue muy emotivo. Es de esos espectáculos que uno siempre recordaré. Por una parte, el homenaje a un músico -o mejor dicho, un gran músico-, la recreación de parte importante de su obra, una orquesta y un director fuera de serie, invitados de lujo como Los Cuñaos y Huáscar Barradas, integrante de la OSMC y solista en una de las piezas. Y por otra parte, un público devoto, conocedor, entusiasta, que en todo momento aportó no pocas dosis de calidez al evento.

Y por si esto fuera poco, este homenaje a los cincuenta años de “Dinner in Caracas” se realizó en el Aula Magna de la UCV, que como bien lo apuntó el maestro Aldemaro Romero, es “el mejor teatro de Venezuela”. Y no solamente eso, sino también el de mayor prestigio y peso específico. Y aquí hay que saludar la reactivación de este escenario por parte de la Dirección de Cultura de nuestra máxima casa de estudios, que en los últimos años lo ha rescatado para el disfrute de los caraqueños con espectáculos de calidad, como el de ayer con el creador de la Onda Nueva como protagonista.