“Homenaje al compositor Aldemaro Romero”

El Universal 

Ana María Hernández G, Miércoles 01 de Junio de 2005.

“Soy un esclavo de la melodía”. Las obras de este autor tienen resonancia en los repertorios orquestales del país.

Ensaya la Orquesta Sinfónica Venezuela: pura música del maestro Aldemaro Romero. Por lo bajo, el compositor mueve las manos, indica, señala, sugiere. Allí en el podio, Juan Carlos Núñez lleva el compás, apela a la guataca, acepta lo que dice Romero.

¿Qué le parece el ensayo?

Excelente, estoy emocionado porque estoy oyendo la música mía muy de cerca, con una orquesta que yo quiero mucho. Lo que más me impresiona es que en la historia de la música de Venezuela que yo conozco -y la conozco bastante bien- no se había dado el caso de una orquesta de la importancia de la Sinfónica Venezuela, que tocara obras de un solo compositor en un sólo concierto. Que lo merezca o no es otra cosa, pero el gesto de la Orquesta Sinfónica Venezuela me parece muy especial.

¿Alguna obra que no haya escuchado antes, un estreno?

Me están estrenando el Vals de los cristales sonoros, que es una obra que yo compuse para un ballet que estamos preparando por ahí.

¿Y las obras para clarinete y flauta?

El de clarinete no es un concierto, es una pieza para clarinete; y el de flauta sí es un concierto, ambos estrenados. El de flauta lo estrenó la persona a quien se lo dediqué, Luis Julio Toro, en un concierto que tuvo lugar en esta misma sala. La pieza para clarinete (Clarinada) no es un concierto, tiene un solo movimiento, y se la dediqué a Alejandro Montes de Oca, que es un excelente clarinetista.

¿Qué le parece la mirada actual hacia la música venezolana?

Yo escribí un artículo hace como dos o tres semanas en Notitarde, en la columna que tengo, que la titulaba El uno por uno sinfónico, y decía que no esperáramos que nos obligaran a tocar una obra venezolana en cada concierto. Está bien que los músicos sigan tocando Beethoven y a los grandes maestros. Esa es una aspiración muy normal, muy legítima que tienen los músicos poder tocar ese repertorio. Pero aquí en Venezuela hay suficiente repertorio de obras académicas como para que todas las orquestas, en cada uno de sus conciertos, pongan por lo menos una obra venezolana. La prueba está en que las obras de venezolanos tienen renombre: los valses de Lauro los conocen prácticamente en todo el mundo. La Margariteña (de Inocente Carreño) la conocen mucho. La obra mía, Fuga con pajarillo, es muy conocida, incluso en lugares remotos como China. Tengo noticias de que la tocan en Japón, en Rusia, y últimamente Gustavo Dudamel la llevó al concurso en el que ganó el primer premio de dirección, el Gustav Mahler. Yo tengo la suerte de que mi música la editan, como puedes ver, porque esto cuesta mucho dinero para un compositor. El editor invierte en hacer estas copias para hacerlas circular y eso cuesta mucha plata.

¿Cuánto de su obra falta por editar?

Por editar no falta nada, la editorial es muy eficiente, Aldo Pagani. Pero por estrenar sí faltan como 20 obras.

¿Usted venía haciendo un plan de conciertos de un instrumento con orquesta, ¿ya lo completó?

No, no me falta ninguno. Tengo uno inclusive para armónica, para piccolo, flauta, oboe, clarinete, fagote que no se ha estrenado, para corno, clavecón,  áste de guitarra. El de trompeta que me lo estrenó Arturo Sandoval en California el año pasado; tengo para saxofón, que se lo dediqué a Paquito de Rivera y está por estrenarlo. Tengo para violín y lo estrenó, en el Emil Friedman, el maestro José Francisco del Castillo. Tengo para cello que lo va a estrenar William Molina. Tengo para viola que lo estrenó Santiago Garmendia, y para piano tengo tres obras ya.

¿Qué se siente ser reconocido en vida?

Yo estoy muy satisfecho, muy satisfecho, muy contento. Si tú supieras la historia mía. En esta orquesta, cuando estaba gobernada por los viejos músicos que la fundaron, a mí me vetaron porque no había estudiado con el maestro Sojo: yo no tengo la culpa de no haber estudiado con él. Pero ahí está la música mía, sin haber estudiado.

Su música de Onda Nueva está sonando otra vez en las radios.

Eso se debe a la Ley Resorte y el uno por uno. Yo estoy gozando un puyero.

¿No ha pensado en una nueva Onda Nueva?

No. Ahora que estoy en la última etapa de mi vida, ya tengo 78 años, voy a dedicar el resto de mi vida a escribir música académica. Que me gusta mucho.

¿Qué evolución ha tenido su lenguaje musical dentro de lo académico?

Yo soy un compositor convencional. No soy un revolucionario. Soy un innovador y la música venezolana ha sido mi instrumento fundamental de renovación. Yo puedo hacer música concreta, sé cómo se hace, pero no es mi onda. Sigo con la música tonal, con las cadencias tradicionales, con los ritmos más aceptados. Soy un esclavo de la melodía.

A Ud. se le da fácil la melodía, ¿no teme repetirse?

Es posible que pase, pero no me ha sucedido todavía.

¿Algo que le falte explorar en lo sinfónico?

No he escrito todavía una sinfonía, pero voy a hacerlo. También quiero hacer una ópera. Estoy trabajando en una idea que me sugirió el maestro Abreu, de hacer un doble concierto para violín y violonchelo, para que lo toquen Alexis Cárdenas y William Molina. Cuando la termine voy a escribir un concierto para cuatro y orquesta de cámara.