“Aldemaro es un amigo,
un maestro y un venezolano integral”
Entrevista a Manuel Graterol
Por Nayari Rossi, Marzo 2008
Desde su casa en una calle que se llama como él, Manuel Graterol, “Graterolacho” el reconocido humorista venezolano- habla de su amistad con Aldemaro Romero. Se le aguarapan los ojos cuando recuerda la especial despedida que le hicieron a Alfredo Sadel y se muere de la risa contando una broma que le hizo al maestro Aldemaro. Desde su voz se pueden descubrir recovecos de una amistad de no se sabe cuántos años, y cuenta historias que revelan los contrastes de un ciudadano del mundo pero que, a la vez, es venezolanísimo.
Sin fecha en el calendario
“Mira, como dice Simón (Díaz), no tengo fecha en el calendario de cuándo comenzó mi amistad con Aldemaro, lo único que sé es que es un afecto mutuo. Él es uno de los amigos míos con los que más he compartido en mi casa de la playa. Es un hombre de contrastes; tiene un gusto exquisito, un hombre muy viajado, un hombre políglota y, por supuesto, en música, descollante; pero en realidad es un hombre profundamente venezolano, le encanta la comida criolla. Entre nosotros siempre ha habido un respeto tanto por la vasta obra del maestro y lo que él me reconoce. Pienso que Aldemaro pudiera vivir a sus anchas en cualquier lugar del mundo y cualquier región estaría orgullosa de tener un vecino como Aldemaro, sin embargo, él quiere a este país”.
Como si se tratara de una travesura, Manuel Graterol recuerda momentos en su casa de la playa y cuenta “unas curiosidades de Aldemaro que casi nadie sabe: él era un excelente jugador de bolas criollas, allá jugábamos con Simón (Díaz)”.
Tertulia televisada
“Yo tengo dos amigos muy cultos que son figuras relevantes: Pedro León Zapata y Aldemaro Romero. Yo tenía un programa que se llamaba Rueda Libre que lo empecé dentro de un programa de Orlando Urdaneta, era una tertulia diaria, hasta que Orlando tiró la toalla y Zapata y yo mantuvimos ese espacio en Radio Capital por unos ocho años y entonces sucedió que Zapata me dice ˜mira, Sofía (Imber) me está dando todo el museo y yo necesito preparar con tiempo ese trabajo, así que tengo que retirarme del programa y dedicarle ese tiempo no solamente a esta exposición sino a otras más”. Esa fue una decisión de Zapata y se la respeto, pero el espacio me quedó un poco cojo y yo intenté hacerlo con otra gente.
El único hombre que de verdad es capaz de estar a nivel de Zapata es Aldemaro, y es tan amigo mío como Zapata. Le hice una proposición a Aldemaro y él y yo hicimos un Rueda Libre diferente porque él siempre orientaba sus comentarios hacia la música y la pasábamos muy bien. Era un anecdotario, una tertulia entre dos amigos y hablábamos de todo: desde costumbrismo hasta platos venezolanos.
Estando con Aldemaro me ocurre que me proponen hacer un espacio en televisión y yo no quise inventar y, pues, Aldemaro y yo llevamos Rueda Libre a la televisión. Entonces Aldemaro animaba a los invitados. Allí ocurrieron algunas cosas; una de ellas fue que me dio una esofagitis y yo creía que era un infarto y llamé a la ambulancia y me sacaron en camilla por todo el centro comercial a medio día, entonces en el momento en que me están sacando en la camilla Aldemaro se me acerca y yo lo único que alcancé a decirle fue: ˜llama a Lourdes y dile que en el Avila es la cosa”, porque me iban a llevar a la Clínica Avila.
Aunque Aldemaro y yo hacíamos un programa muy divertido, ocurrió que a él le hicieron una oferta en Radio Caracas Televisión y yo le dije ˜bueno, si vas de director musical pues que te vaya bien”. Siempre quedamos muy amigos”.
Luego de esta separación Manuel Graterol se puso a inventar cosas hasta que finalmente estuvo siete años haciendo El Camaleón en prensa, radio y televisión, y entonces Aldemaro iba como invitado.
Inolvidable despedida a Sadel
“Esta es una amistad muy hermosa. Mantenemos un grupo de amigos entre los cuales se incluía Alfredo Sadel quien fue siempre el cantante favorito de Aldemaro. Justo el día en que muere Sadel coincidimos en la funeraria, María Teresa (Chacín), Aldemaro y yo, y en lugar de quedarnos llorando allí yo le dije “chico, Alfredo no merece que lo lloremos, no le hubiese gustado vernos llorando, vamos para mi casa, yo tengo un piano allá”. Estando allí, empezó Aldemaro a tocar y María Teresa a cantar, y después estuve llamando a todos los amigos y entonces mi casa se llenó de gente. Yo creo que el féretro de Alfredo iba pasando hacia la Guairita y nosotros aquí, tocando y cantando las canciones de Alfredo. Así despedimos nosotros a Sadel, fue un momento bastante emotivo y por eso resulta inolvidable”.
Querre querre lleno de virtudes
Los buenos amigos se conocen tanto como para querer los defectos del otro así, Manuel Graterol cuenta que siempre le han criticado al maestro Aldemaro las rabietas y el querre querre, “pero eso es pasable con una persona con tantas virtudes como él”, agrega.
Pero, sobre todo, los buenos amigos se admiran, se elogian, se apoyan, como lo hace Graterol con el maestro Aldemaro; a él lo reconoce como “el máximo músico de Venezuela y creo que no se le ha hecho el homenaje que realmente merece el maestro. Sus amigos somos los que les rendimos pleitesía porque él no ha hecho alarde de ser el músico universal que es. Aldemaro ha hecho cosas increíbles por este país y realmente creo, para mi entender, que la música venezolana tuvo dos etapas: antes y después de Aldemaro, sobre todo por el Dinner en Caracas. Aldemaro dio las herramientas para que se internacionalizara la música venezolana, y si en realidad todos los ritmos venezolanos no son Onda Nueva, algo tienen de Onda Nueva y por eso las que tienen ese toque de Aldemaro son las más universales. He conocido gente de nuevas generaciones que dice que todas las últimas generaciones tienen algo de Aldemaro Romero”.
Manuel Graterol cree que su amigo sobresale en distintas dimensiones: “escribe, traduce, puede componer los ritmos que le de la gana, tiene música popular, académica; todo lo que él hace lo hace bien hecho, hasta música humorística”.
Una de las canciones de Aldemaro Romero que más le gusta a este humorista es “una que dice que dejó su corazón en la casa y por eso está seguro, no corre riesgos”, en ese momento no recuerda el nombre, lo que si le viene a la memoria es una broma que le echó al maestro cuando compartían en el programa Rueda Libre: “él hizo un disco de boleros cantando él mismo, y hay una canción de ese disco que a mí me fascina, se llama Esta noche me voy a emborrachar con mi mujer, entonces yo le dije en cámara: Aldemaro, una de las piezas que más me gusta de ese disco es la que dice Esta noche me voy a emborrachar con Juan Grabriel”. Graterol suelta una carcajada “y Aldemaro me dijo que eso no era así”, termina la anécdota mientras sigue riendo.
Se pone serio y finaliza describiendo a quien lo ha acompañado en tantos momentos de su vida: “Aldemaro es un amigo, un maestro y un venezolano integral. Aldemaro es una persona que uno no puede decir que anda con mezquindades, todo lo contrario, él es abierto, es una enciclopedia de conocimientos. Es realmente un maestro”.